El aceite de argán: el oro líquido de la cosmética y el ingrediente por excelencia en Fabiola

¿Sabías que el árbol de argán (argania espinosa) fue declarado Patrimonio Universal por la UNESCO en 1998? Y no es para menos, pues no solo se trata de un árbol milenario autóctono de Marruecos, sino que de él se extrae el popularmente conocido como oro del desierto: el aceite de argán, un beneficioso producto natural compuesto especialmente de ácidos grasos esenciales y vitamina E, lo que lo convierte en un magnífico antioxidante que no debe faltar en ningún tratamiento de cuidado de la piel ni del cabello.

Es por ello que, junto a la camelia japónica, el argán forma parte indispensable de los productos de Fabiola, elaborados y pensados para cuidar, proteger y favorecer el cuidado de tu piel gracias a sus propiedades anti-edad y antioxidantes, resaltando tu belleza innata y ayudándote a prevenir los signos de la edad

Estos son los beneficios y los motivos por los que el argán, el oro líquido de la cosmética, no puede faltar en tus rituales de belleza ni en tu rutina facial:


1. Es hidratante, nutritivo y es rico en ácidos grasos. Penetra fácilmente en la piel, no obstruye poros y la restaura sin engrasar, por lo que es ideal para pieles grasas con tendencia a sufrir acné.


2. Funciona como cicatrizante natural, perfecto para tratar o prevenir estrías y curar heridas como quemaduras.


3. Al estar lleno de antioxidantes, disminuye los efectos de oxidación de la piel, lo que permite su uso óptimo en tratamientos antienvejecimiento, previniendo la aparición de arrugas y aportando luminosidad y suavidad al rostro.


4. Es antiséptico, por lo que es ideal para paliar daños en la piel, como irritaciones o rojeces.

¿De donde sale el oro líquido?

El árbol de argán crece en condiciones climáticas extremas, ya que tiene que soportar las altas temperaturas y sequías al estar permanentemente expuesto al sol en la zona semidesértica del suroeste de Marruecos. Aún así, cuenta con una gran resistencia a la escasez de agua, por lo que es capaz de vivir en suelos muy pobres llegando a superar los 200 años. El aceite de argán tiene un elevado coste debido a su gran demanda, lo que garantiza su calidad.

El aceite se extrae de las semillas de los frutos del árbol, tras someterse a un proceso de secado. Una vez deshumedecido, se extrae la semilla manualmente y se prensa en frío mediante un proceso totalmente natural lejos del uso de productos químicos.