Nuestro cuerpo está cubierto por millones de poros. Sin embargo, nos ponemos enfermos cuando estos pequeños orificios son notablemente visibles en nuestra cara. Seguro que te suena haberlos visto por la frente, la nariz o la barbilla, las zonas más grasientas del rostro.
Los poros son los orificios de los folículos pilosos y contienen las glándulas sebáceas. De forma más sencilla, se configuran como el punto de escape del vello, del sudor y de la grasa, por lo que contribuyen a que nuestra piel permanezca saludable, puesto que sólo así las células muertas alcanzan y salen a la superficie.
Aunque son totalmente indeseados cuando están dilatados de más, la realidad es que no podemos cerrar los poros ni eliminarlos por completo, pero sí que podemos minimizar su apariencia y reducir visiblemente su tamaño.
Una de las causas genéricas de que nuestros poros sean más grandes o estén más abiertos de lo normal se debe a que están obstruidos, es decir, cuando el sebo y las células muertas se quedan atrapadas en la cavidad del poro. Aunque esto es más frecuente en personas con piel grasa, también podemos tener los poros muy abiertos debido a factores como la genética, el tono o tipo de piel, la edad o la continua exposición a la radiación ultravioleta.
La solución más rápida y eficaz de evitar la obstrucción de los poros es mantener una limpieza facial diaria, el primer paso de nuestra rutina de cuidado de mañana y noche con el que eliminaremos el maquillaje, la suciedad, la grasa y la contaminación.
En Fabiola hemos creado para ti el agua micelar reductora de poros, enriquecida con extractos ecológicos de argán, camelia y ácido hialurónico.
Gracias a su fórmula rica en ingredientes activos, nuestra agua micelar ayuda a reducir el tamaño del poro de la piel. En concreto, contiene un extracto de setas específico (Fomes Officinalis) que ayuda a minimizar el volumen de los orificios y aporta un acabado mate en la tez. Además, limpia y desmaquilla suavemente dejando el cutis suave y tonificado.
Su formulación es idónea para todo tipo de piel, incluidas las pieles grasas. En cuanto al modo de empleo, aplica el agua micelar sobre un algodón y pásalo por todo el rostro sin necesidad de tener que aclarar después. Hazlo cada mañana y noche y sumérgete en un ritual de limpieza diario único con las aguas florales de camelia, rosa damascena y lavanda que forman la base de esta agua micelar y nutre tu piel con el jugo de aloe vera y los aceites de argán y camelia japónica.
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